El niño en la cima de la montaña - John Boyne
Me está pasando algo extraño este año con los libros.
Por lo general disfruto mucho las lecturas de fantasía, uno de mis géneros favoritos. Pero este año no puedo tocar UN libro de fantasía pura. Me cuesta mucho, me aburren, no los puedo seguir. Siento que necesito historias más reales, más «de cerca», por llamarlo de alguna manera.
Empecé a leer un libro muy bueno que se llama Orcs, y no puedo seguirlo. La historia es buena, de verdad, pero no sé qué me pasa.
La cuestión es que vi este libro y me encantó, y lo leí en pocos días. Tardé un poco en escribir esta reseña porque estoy en uno de esos períodos de vagancia (mitad de año queridos, mitad de año).
Si le ven la tapa parecido a otro libro (que, de hecho, leí hace poco) es porque es el mismo escritor de El niño con el pijama de rayas. Supongo yo que mantiene un poco el estilo físico porque las historias surgen en momentos parecidos, aunque esta no es una historia de amistad tan fuerte como la otra.
En esta ocasión, el libro trata sobre la vida de Pierrot, un niño que tiene padre alemán y madre francesa, viviendo en París unos años antes de las ya tan conocidas guerras mundiales. Allí donde está todo lo que él conoce, sus padres y su gran amigo Anshel, un niño judío (aunque él todavía no maneja bien ese concepto cuando es pequeño).
La historia lo llevará a vivir en otra ciudad cuando no le queda otro remedio, en una gran casa de montaña donde, de vez en cuando, va a vacacionar Hitler.
Esta nueva vida lo lleva al pequeño y dulce niño a caer bajo la tentación de un Führer más que convincente. Lo lleva a crecer y transformar su personalidad, a dejar lo que era y aspirar a nuevas cosas. Pero si hay algo que Pierrot -luego llamado Pieter, por ser un nombre más alemán- desconoce, es que la historia no termina bien para este que el cree es su héroe supremo. Y donde caiga él, caerán los demás.
Un muy buen libro, nuevamente con un mensaje interesante, quizá no tan duro como el anterior (al menos a mí el otro libro me golpeó más). Buena lectura, sencillo, llevadero. Te atrapa desde el principio.
Por lo general disfruto mucho las lecturas de fantasía, uno de mis géneros favoritos. Pero este año no puedo tocar UN libro de fantasía pura. Me cuesta mucho, me aburren, no los puedo seguir. Siento que necesito historias más reales, más «de cerca», por llamarlo de alguna manera.
Empecé a leer un libro muy bueno que se llama Orcs, y no puedo seguirlo. La historia es buena, de verdad, pero no sé qué me pasa.
La cuestión es que vi este libro y me encantó, y lo leí en pocos días. Tardé un poco en escribir esta reseña porque estoy en uno de esos períodos de vagancia (mitad de año queridos, mitad de año).
Si le ven la tapa parecido a otro libro (que, de hecho, leí hace poco) es porque es el mismo escritor de El niño con el pijama de rayas. Supongo yo que mantiene un poco el estilo físico porque las historias surgen en momentos parecidos, aunque esta no es una historia de amistad tan fuerte como la otra.
En esta ocasión, el libro trata sobre la vida de Pierrot, un niño que tiene padre alemán y madre francesa, viviendo en París unos años antes de las ya tan conocidas guerras mundiales. Allí donde está todo lo que él conoce, sus padres y su gran amigo Anshel, un niño judío (aunque él todavía no maneja bien ese concepto cuando es pequeño).
La historia lo llevará a vivir en otra ciudad cuando no le queda otro remedio, en una gran casa de montaña donde, de vez en cuando, va a vacacionar Hitler.
Esta nueva vida lo lleva al pequeño y dulce niño a caer bajo la tentación de un Führer más que convincente. Lo lleva a crecer y transformar su personalidad, a dejar lo que era y aspirar a nuevas cosas. Pero si hay algo que Pierrot -luego llamado Pieter, por ser un nombre más alemán- desconoce, es que la historia no termina bien para este que el cree es su héroe supremo. Y donde caiga él, caerán los demás.
Un muy buen libro, nuevamente con un mensaje interesante, quizá no tan duro como el anterior (al menos a mí el otro libro me golpeó más). Buena lectura, sencillo, llevadero. Te atrapa desde el principio.
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